"¿Dónde estoy?", se pregunta Urabus mientras abre lentamente los ojos.
"¿Esto es un... coliseo?", dice sorprendido.
Mientras intenta comprender la situación, un ser humanoide y corpulento se acerca rápidamente hacia él. Es un Oweeh.
"¿Quién ere... ¡Ahhh!" El Oweeh asesta un fulminante golpe con su hacha a Urabus, quien cae muerto en la arena del coliseo.
De repente, abre los ojos nuevamente, examina su cuerpo, que no tiene ni un rasguño.
"¿Qué... qué ha pasado?", se pregunta, levantándose del suelo.
El mismo Oweeh se aproxima nuevamente, corriendo hacia él con su hacha en mano. Urabus, decidido, toma una espada que estaba en el suelo, esquiva el hacha y le asesta un golpe mortal.
"¡Lo he logrado!" exclama, con la adrenalina del combate en su cuerpo.
Pero antes de que pueda reaccionar, otro Oweeh le atraviesa con un hacha desde atrás y Urabus cae de nuevo.
Vuelve a despertar, sin heridas, y poco a poco comienza a comprender lo que está sucediendo. Cada vez que muere, vuelve al principio, antes de recibir cualquier daño. Está atrapado en un bucle temporal. Algo extraño relacionado con la magia de Tartalia lo ha afectado. Se encuentra en el mayor coliseo Oweeh de la isla, y él es el espectáculo principal.
Sin recordar nada más que su nombre y sin saber cómo llegó allí, Urabus se propone escapar con vida de ese lugar. No tiene otra opción, ya que cada muerte lo devuelve al mismo punto de inicio. A lo largo de los bucles, ha experimentado momentos de desesperación y locura, pero ahora está decidido a romper este ciclo.
Con los objetos que los espectadores lanzan desde las gradas y la experiencia que ha ganado luchando en cada repetición, Urabus se acerca cada vez más a su objetivo: escapar de esa batalla infinita. Aunque, por lo visto, las tropas Oweeh parecen no tener fin.
"Está bien... ¡AQUÍ VAMOS OTRA VEZ!" - Urabus grita con determinación.